Las posibilidades que ofrece el trabajo psicológico en grupo se multiplican con la aportación que supone la presencia y participación del "otro" tanto en el proceso de terapia como en el de crecimiento personal. 

Es en la relación con los demás donde se da la posibilidad máxima de desarrollo y madurez. Los demás nos sirven como espejo y nos permiten así una mayor consciencia sobre nosotros mismos.

En los grupos de terapia se recrea un ambiente óptimo donde descubrir formas de relación, tanto con otros como con uno mismo, ampliando la consciencia. Desde ese nuevo conocimiento es posible modificar las formas problemáticas de relación. Así mismo, el grupo también se convierte en una fuente apoyo emocional que favorece el proceso de fortalecimiento de la seguridad personal y la autoestima.